Desde que tomé el curso de Lilla se me despertaron las ganas de pintar. Ella invita a los estudiantes a probar con la pintura, a manchar, a no temer equivocarse. Cuando pinto siento que me suelto, me relajo, experimento y vienen recuerdos... En los primeros años de estudio de Diseño en La Habana, no teníamos ordenador y todos los trabajos los hacía a mano, con tempera, acuarela, recortando, pegando. Eran tiempos de jugar y de aprender...y lo había olvidado...
Después llegaron los ordenadores, la velocidad, la impecabilidad en las entregas...
Pasó el tiempo y nunca más había cogido un pincel hasta hace relativamente poco. Me siento agradecida y feliz por volver a utilizar la pintura y reencontrarme con esa parte de mí que goza (literalmente) cuando estoy con los pinceles :)
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